Escapes
Maribel la contempló; estaba envejecida y demacrada. Después de tanto tiempo, por fin la volvía encontrar. ¿Qué podía decirle? En su corazón sólo quedaba desprecio, rabia...
—Hola—la saludó la mujer y se acercó para abrazarla.
—No —contestó Maribel— no... —y se apartó instintivamente.
—Sé que lo hice mal pero... yo os quería —se permitió decir.
— ¡Ja!, ¿Nos querías? ¡Y qué manera de demostrarlo! —rió sarcástica Maribel—¡Abandonándonos! Dime madre ¿no sientes siquiera vergüenza? ¡Nos dejaste a Ramiro y a mí, a tus hijos! ¡Nos abandonaste! Entiendo que dejaras a papá pero a nosotros, ¡éramos sólo unos niños! ¡Te necesitábamos!
La arrugada cara de la mujer se contrajo, haciéndose más sombría. Otra vez esa sensación de agobio la abrumaba, ¿por qué se empeñaba la gente en atosigarla?, esa era la razón de que siempre saliera huyendo... como aquel día de hacía veintitantos años y muchos otros de su existencia ¿Qué excusa había dado entonces para huir de las contrariedades?
—Ahora vuelvo... voy por cigarros —repitió de nuevo, como entonces, y se alejó de aquella muchacha inoportuna y sediciosa.
7 comentarios
NOFRET -
Me gustó mucho el texto, la redacción, la descripción de los sentimientos de la madre, y el final.
Disfruto mucho tus minis, Espuma, aunque extraño tus "maxis" ;)
Besos
Espuma -
un abrazo.
Gladys, gracias, no creo haberlo publicado antes, al menos eso, no lo recuerdo... lo mismo me falla la memoria, niña.
un beso.
GLADYS -
Tengo la impresión de haberlo leido antes y comentarlo.
Gore -
Siempre que entro me llevo una sonrisa, gracias, amiga. Un abrazo
Espuma -
¿qué es ese título tan raro? no sé, no sé...
en fin, gracias por venir.
abrazos
té la mà Maria -
gracias por todo
Rosa rosa -
A veces pasa esto en la vida real pero gracias al cielo, no son muchas las madres que abandonan a sus hijos.
me gustó, así que volveré otro día.
hasta entonces