Hogar, dulce hogar
Extasiados por la pasión inexperta y juvenil no dejaron resquicio a la cordura y sólo sus corazones fueron dueños y señores de sus almas y cuerpos.
Así, empezaron a edificar su nido de amor comenzando por el tejado; tejas de chocolate, paredes de nata azucarada y puertas de turrón.
A los primeros soplos de viento tormentoso, la casa de los enamorados se vino abajo.
Después de la terrible tempestad, cada cual regresó al sólido hogar de sus respectivos padres, desencantados y mohínos, sin volver la vista atrás y maldiciéndose uno al otro.
Algún día lo intentarán de nuevo, cada cual, tal vez, por su lado, pero entonces ya habrán aprendido algo fundamental; una casa siempre se ha de comenzar por los cimientos y construirse con férreos materiales, después, en su interior, es donde hay que acomodar la dulzura.
2 comentarios
Espuma -
ya te digo, espero que pronto dejes de estar tan atareado y vuelvas con tu magnífico carácter y tu saber a estar con nosotros.
besos, amigo. :)
Goreño -