A imagen y semejanza
Fue en aquel hotel de Roma tan lujoso; con sus escalinatas tapizadas de rojo, sus muebles labrados, unos cuadros impresionantes... y los espejos, profusos espejos por doquier; en recepción, en las salas, en las habitaciones, en las escaleras...
Bajé yo, modesto hombre de pueblo, a la cafetería, para llevar a mi decaída esposa un café que la reanimara. Todo fue bien, no me perdí, como temía, en aquel hotel fastuoso de pasillos interminables y recovecos imposibles de maravilla iba todo, hasta que subí de nuevo por las escaleras, aquella escalinata revestida de terciopelo bermellón y ataviada con espejos por todas las paredes ya que nuestra habitación se hallaba en el primer piso.
Al subir, con la jícara zarandeándose en mis manos, casi tropiezo con un señor que bajaba; un hombre mayor, como yo, que renqueaba un poco, con una ladeo similar al mío. Me aparté enseguida, para darle paso al caballero, pero él, afable, se apartó asimismo.
Entonces decidí continuar yo mi subida, mas él, quizá creyendo que yo esperaría, trató de bajar, ¡casi topamos! Raudo, me aparté de nuevo y va él y hace lo mismo.
No había manera de entendernos.
Si no es porque me ajusto mejor las gafas y distingo que aquel señor, tan torpe, llevaba una taza de café en las manos y un atuendo idéntico al mío...
En fin, hubiera pasado mucho tiempo haciendo el mentecato y mi esposa odia el café frío.
¡Los espejos son unos minuciosos plagiadores!
Bajé yo, modesto hombre de pueblo, a la cafetería, para llevar a mi decaída esposa un café que la reanimara. Todo fue bien, no me perdí, como temía, en aquel hotel fastuoso de pasillos interminables y recovecos imposibles de maravilla iba todo, hasta que subí de nuevo por las escaleras, aquella escalinata revestida de terciopelo bermellón y ataviada con espejos por todas las paredes ya que nuestra habitación se hallaba en el primer piso.
Al subir, con la jícara zarandeándose en mis manos, casi tropiezo con un señor que bajaba; un hombre mayor, como yo, que renqueaba un poco, con una ladeo similar al mío. Me aparté enseguida, para darle paso al caballero, pero él, afable, se apartó asimismo.
Entonces decidí continuar yo mi subida, mas él, quizá creyendo que yo esperaría, trató de bajar, ¡casi topamos! Raudo, me aparté de nuevo y va él y hace lo mismo.
No había manera de entendernos.
Si no es porque me ajusto mejor las gafas y distingo que aquel señor, tan torpe, llevaba una taza de café en las manos y un atuendo idéntico al mío...
En fin, hubiera pasado mucho tiempo haciendo el mentecato y mi esposa odia el café frío.
¡Los espejos son unos minuciosos plagiadores!
16 comentarios
guanachinerfe -
Espuma -
un abrazo, guanche adoptivo.
guanachinerfe -
guanachinerfe -
Espuma -
Pablo ¡hola!
guanachinerfe -
Pablo A -
Un abrazo.
PD:
No sé si este comentario entrará, porque la preguntita...
guanachinerfe -
Espuma -
Comella, claro que sí, veras que todo pasa y estarás mejor.
un beso a cada uno.
Guana,
Goreño,
Comella,
Octavia.
besos.
Comella -
Octavia -
¿Estás mejorcita , mi niña ?
guanachinerfe -
Goreño -
Espuma -
¡claro que te enlazo, mi niña chica! será un placer para mí, y lo sabes.
un beso muy grande y,sea lo que sea que te pase, te doy mi ánimo. :)
chao, guapa.
comella -
comella -