Blogia
El andurrial de Espuma

Flora, la perrita

Flora, la perrita

      No me queda más remedio que revelárselo, él no lo sabe, ni siquiera lo imagina, pero tiene que saberlo y es mi obligación hacérselo saber, aunque... ¿qué pasará luego?, tal vez decida echarme y le perderé, quizá me perdone y se quede conmigo, a lo mejor me echará una bronca morrocotuda luego me de un beso y todos contentos...no sé, ¿qué hago? ¿Se lo cuento?...mejor no, he decidido que “ojos que no ven corazón que no siente”. Así no sufrirá... ni yo tampoco.

Pero cuando él llegó a casa supo enseguida que había pasado, el mal olor inundaba toda la vivienda y no le cupo duda, así que se dirigió a ella y le gritó.

 —¡¡¿Has vuelto a hacerlo? ¿Dónde? ¿Te has creído que esto es un retrete?!!

Y siguió gritando y vociferando mucho tiempo, ella había corrido rápidamente a refugiarse debajo de la cama. Cuando al fin a él se le pasó el enfado limpió la inmundicia y fue a buscarla, ella temblaba de miedo pero él la acarició y le dijo suavemente.

—Que no vuelva a suceder, ¿eh?, que no vuelva a suceder Flora.

Y la perrita desde entonces supo que aunque los ojos no vean, la nariz sí husmea y el corazón siente, ¡no veas como siente! ¡guau! Los refranes son muy discutibles— se dijo abriendo la boca con fastidio mientras se echaba a los pies de su clemente dueño.

1 comentario

Nicasio -

Muy simpatico texto que me ha hecho sonreir, Espuma.

:)))