La adoración de los ídolos
Siempre que iba a poner flores a su difunto marido, Doris observaba al cúmulo de personas que flanqueaban la otra tumba.
Un día decide sumarse a la multitud y poner una de las petunias del ramillete que traía en el reputado sepulcro. La semana siguiente trae un ramo de gradiolos y la próxima, hortensias; siempre variando el tipo de flor para sentirse la predilecta, la que más lo idolatra.
Hoy trae gardenias blancas, olorosas y llamativas y, después de, rápidamente, haber colocado los sencillos claveles al esposo, deposita las flores sobre el famoso panteón sintiéndose radiante. Desde la fotografía, el galán parecía sonreírle sólo a ella y a nadie más que a ella.
James Dean estaba guapísimo.
5 comentarios
Gladys -
Qué gusto estar en esta casa Espumilla.
Espuma -
¿de verdad que Elvis era un gilipollazo? :-( me dejas patitiesa, yo creí que era el Rey, con todo su esplendor.
claro, concocemos lo que conocemos, y en el interior vaya usted a saber qué hay.
Idolos de barro ¿eh?
un beso, guapa. :-)
NOFRET -
Dicen por ejemplo que Elvis era un tremendo gilipollazo! jeje! pero nadie lo sabía, las fans sólo veían a un hombre de lo más atractivo cantando como los dioses... y supongo que lo imaginaban adorable.
Un gusto leerte!
Besos!
Espuma -
¿te gusta tu enlace? Guayabitos preciosos ¿eh?
un beso, guapa.
Comella -