Sin humos
Nicolás Cachimbú, —así apodado por su pertinaz vicio de llevar siempre cachimba— decidió un día dejar la cazoleta para siempre.
Recordaba que este mal hábito lo había sometido desde la temprana edad de catorce años, y el motivo había sido su desmedida timidez.
Llevar una cachimba en la boca le proporcionaba audacia, ya que siendo tartamudo la gente discurría que su lenguaje apabullado era por causa de la pipa.
Nicolás abandonó la cachimba cuando iba a cumplir setenta y ocho años, después de que el doctor le exhortara a dejar de fumar.
Sólo después de mucho sufrimiento para adaptarse a estar sin su compañera de tantos años, Cachimbú recordó que jamás había fumado; que sólo había chupado, durante toda una vida, su cachimba de madera de cerezo.
4 comentarios
Espuma -
empiezo por Piedra, al cual felicito por dejar el tabaco y estar de maravilla y... le echo una repriemenda por no decir ni Mú en el andurrial de los ripios, aunque sea sin rima, niño, anda ;)
A White ¡gracias por tus palabras, preciosa! un besito.
a Joseme...
se supone que no es la misma pipa, niño, al decir Su Pipa, me refiero a que es suya pero no la misma... esto, aunque mira, tampoco estaría mal, que las cachimbas de cerezo duran una eternidad, ja.ja
un abrazo.
joseme -
Porque no conociste a mi abuelo que sacaba la dentadura y tenía un ojo de menos... Como pa retratarle!
Un saludete!
white -
PIEDRA -