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El andurrial de Espuma

El ahogado

El ahogado

Emergió al fin, después de  muchos días.

Apareció detrás de la ola pero sólo para ser de nuevo encubierto por la siguiente, no obstante volvió a surgir en el remanso y giró su cuerpo gracias a la sacudida de otra ola.

Extendido cuan largo era,  boca arriba, figuraba, atónito, observar el cielo. Los verduscos ojos, del color de las algas, desmesuradamente abiertos, la piel cetrina y arrugada y el cabello enredado.

 Alguien gritó algo refiriéndose a él; parecía la voz de un niño que chillaba, así que  aguardó esperanzado pero nada ocurrió. Las voces de los bañistas se fueron apagando, el inclemente sol dejó de quemar su piel y la noche cubrió el mar de oscuridad y el cielo de estrellas. Él seguía allí, flotando, surgiendo y hundiéndose a cada impulso del oleaje.

El nuevo día trajo la luz ardiente de nuevo pero no se sintió la algarabía de la gente en la playa; se hallaba en alta mar, lejos de la costa.

Hubiera gritado si hubiera podido pero su voz estaba apagada, igual que su cuerpo. Sólo podía dejarse llevar por las ondas procurando no ser de nuevo tragado por aquellas aguas que lo habían mantenido en las profundidades tanto tiempo. En la superficie, al menos, sería visible y la agradable sensación del aire le hacía bien, aunque ya no lo necesitase.  

Los días pasaron y nada diferente ocurrió, excepto los mordiscos de un algún pez que otro, la tempestad que casi lo lleva de nuevo a los abismos  y la refrescante lluvia que empapó su rostro.

 

Un día, casi como un milagro, unas voces primero y unos ganchos después, izaron su cuerpo del agua y, por fin, pudo descansar en seco, en la arena de otra playa.

—¡Cielo Santo! —oyó decir a alguien— sólo queda de él un brazo y la cabeza.

 

 

 

4 comentarios

nofret -

¿en verdad casi te ahogste, gladys? qué horror, pocas cosas me asustan más,pero no pareces recrdarlo como algo tan terrible...

gladys -

Narras la entrega a lo inexorable de un ahogado de forma contundente Espuma.
Yo recuerdo que tuve esa experiencia pues casi me ahogo cuando tenía ocho años, al principio uno se revuelca, agita brazos y piernas,pero llega un momento en que abandonas cualquier intento, solo ves agua y cielo, no existe nada más y el miedo desaparece.

nofret -

tan tetrico como creativo, espumilla.

Rosana -

Me gustó mucho,Espuma, desarrollas el "diálogo" de un ahogado con mucha ilustración y me gustó.

_¿te acuerdas de mí?

...??