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El andurrial de Espuma

Doble hídrico

Doble hídrico

La primera vez que Kirok, con apenas cinco años, se miró en las cristalinas aguas del lago, allá en su tribu de la recóndita y fascinante África, dio un alarido de espanto. Creyó que un niño yacía en las profundidades del lago.

 

Mamá Matuka, juiciosa y dulce, acudió presurosa a su lado y le calmó mostrándole su propio reflejo en el agua, — ¿ves? —le dijo— y él, aún más aturdido, sollozó manifestando —Es una mujer igual que tú que yace en las profundidades —y mamá Matuka le confirmó que era así y que toda las gentes de todas las tribus poseían un espíritu del agua que eran idénticos a ellos .—¿ Y qué hacen ahí?— preguntó Kirok desconcertado y mamá le aseguró, —son los espíritus que nos muestran los desaliños del cuerpo y del rostro— pero Kirok siguió sin entender, ¿para qué era preciso percibir sus desaliños?

 

Sin embargo cuando fue creciendo y llegó a la adolescencia no cesaba de ir a mirarse al lago cada día; Mikatuka, la hija del jefe, le agradaba, ¿le gustaría él a ella?

Observó su rostro en el lago, pintó un nuevo trazo rojo en su mejilla y dedujo que era muy apuesto.

Acicalado y satisfecho, se alejó del lago en busca de Mikatuka. Antes, agradeció al doble acuático su inestimable ayuda.

    

3 comentarios

NOFRET -

Muy creativo, Espuma, me encantó la originalidad de este cuento (ya podrías prestarme un poco de imaginación...) ;)

Espuma -

Gracias amiga :) tus palabras son miel para mi boca.

un besito.

Gladys -

Me encantó la sencillez de este cuento. En la vida hay cosas que no entendemos, pero que si les damos la oportunidad, resultan placenteras y resultan siendo nuestro sosten.
Un saludo,