Blogia
El andurrial de Espuma

Alteración

Alteración

Seguí al gato largo trecho, a pesar de que los felinos detectan enseguida una presencia, esta vez logré despistarle.

 

Rodeé la casa y le salí de frente, el minino no se esperaba esta reacción y enseguida todos los pelos de su cuerpo se erizaron. Comenzó a maullar en señal de advertencia.

 

Pero yo me quedé allí, parada. El gato me observó fijamente y entonces ocurrió.

 

— ¿Eres tú?—me dijo temblándole la voz.

 

— Sí —murmuré apenas.

 

Se acercó hasta mí y se restregó contra mi cuerpo, maullaba sin parar, meloso. Yo le lamí la cabeza aunque mi condición es contraria a la suya y me repelía; el amor era más fuerte que la repulsa.

 

Ahora estamos juntos de nuevo. Él es Juan Pedro, mi esposo, muerto hace poco y convertido en un fantasma gatuno. Yo soy Eloísa, fallecida hace mucho y trocada en una perra fantasma.

  

-*Posdata desde el Más Allá, para todos los que lleguen a leerme: No discutáis sobre si existen los fantasmas o no. Existen. Ahora plantearos en qué fantasma os podéis convertir al morir. A mí me costó mucho asimilar esta vida perra. Mi Juan Pedro, todavía no se acostumbra del todo a mi presencia, de vez en cuando me saca las uñas.

 

7 comentarios

NOFRET -

Vaya cuento extraño, Espuma! Me imagino al perro lamiendo al gato de lo más romántico... aunque yo tuve un palomo que arrullaba a una tortuga... ¡ahora veo por qué! Y César me arrulla a mí... ¿Será el fantasma de alguno de mis antiguos amantes egipcios? Seguiré besándolo por si acaso... ;)
En cuanto a mí, me gustaría ser mi fantasma y dar vueltas por todas partes fastidiando a los que me caían mal! jeje! dulce es la venganza! ;)

Espuma -

toco madera...

si es que ver en mi blog a Diego y a Cerro, me parece increíble; andaban ellos muy perdidos.
No veáis la alegría que me llevé. Gracias a los dos. :)

ah, y no perdáis esta costumbre.

Cerro -

Yo una vez me convertí en el fantasma de la Señora Eulalia, mi vecina del quinto, y no veas lo bien que lo pasé asustando a los nuevos inquilinos de mi casa y a sus dos niñas mimadas (pánico es poco para definir sus caras). Luego me desconvertí y ya no he vuelto a poder atravesar las paredes, pero lo sigo intentando.

Un abrazo, Espumilla.

Diego J. -

Ufff qué fatiga... El día que me muera sólo quiero ser nada.

Un abrazo.

Espuma -

Gracias Gore.

Por supuesto que iré a Atra en cuanto me decida; quizá no vuelva a ser como antes, pero lo mismo tendrá una nueva y buena forma y crezca.

nos vemos.

Gore -

Te esperamos en Atra, amiga Espuma, aunque me temo que nunca voverá a ser como antes. Un abrazo.

Gore -

Debe ser muy divertido ser fantasma, aunque somos muchos los fantasmas que andamos por esos mundos de Dios. Eres una fuente inagotable de letras y de anergía, amiga Espuma. Me encanta leerte. Un abrazo